Como hoy, un 17 de noviembre de
hace 365 días, veía la luz en su primera publicación y edición un libro que sin
ser el mejor de todos los que he leído desde luego no me dejaría indiferente y
me atraparía más de lo que esperaba; ‘El Fulgor’.
Ya había visto hablar de este
libro a gente que lo leyó antes que yo (con mucho entusiasmo y casi fanatismo,
he de decir) y antes que a ellos a su autora, Magali, a quién tenía el placer
de conocer desde hacía varios años ya.
Está claro que en todos estos
años ella ya me había hablado de su querido “niño” con no menos entusiasmo que
los lectores del libro (lo normal tratándose de su obra prima) más de una vez,
pero sin entrar en demasiado detalle, cosa que agradezco por que hace tan solo
unos meses me llegó en forma de regalo inesperado. Una sorpresa que me alegró
muchísimo, no lo negaré, pero es algo que siempre me ocurre al romper un
envoltorio de papel y ver las numerosas páginas encuadernadas de una novela.
Desde un principio sabía que ‘El
Fulgor’ se trataba de un libro de fantasía, género por el que profeso un gran
amor y fascinación. Y he aquí mi primera sorpresa al empezar a leer, página
tras página, esta novela. ¿Dónde demonios estaba la fantasía?
En el Ducado (territorio en el
que se desarrolla la historia) no había rastro alguno de elfos, orcos, magos,
dragones y por supuesto… tampoco unicornios (¡No hay sitio para vosotros en el
Ducado, caballos cornudos!). No se percibía ningún polvo mágico de hadas en el
ambiente escrito por las manos de Magali y tampoco ningún “Lord Oscuro” a los
que tan acostumbrados nos tiene este género literario (y que suelen quedar tan
bien) gobernando cruelmente sobre los pobres e inocentes campesinos que apenas
poseen el sustento necesario para mantener a sus hambrientas familias. No, esto
no era ni de lejos lo que esperaba tras años de pequeños datos recibidos sobre
la obra… y es que ‘El Fulgor’ rompe con los estereotipos que suelen servir de
base en las novelas de fantasía. Pero vayamos a lo que interesa.
En ‘El Fulgor’ se nos narra un
comienzo un tanto confuso pero que, debido a esa misma confusión, atrapa. Caos,
miedo, fuego y… muerte. La tragedia cobra vida entre los muros de la mansión de
la Duquesa mientras celebran un “apacible” Baile de Primavera.
¿Qué es lo que ha ocurrido? He
aquí el primer giro del conjunto de engranajes que componen esta peculiar obra…
no vamos a remontarnos a las horas o días antes del horrible suceso como podría
pasar en una de las novelas de Agatha Christie o de Arthur Conan Doyle para
atrapar al/los culpable/s, sino hasta seis meses. Puede que no parezca tanto
tiempo y en efecto no lo es, pero la curiosidad de esta historia es que no
importa que sepas lo que ocurre al final (el incendio) por que sin duda para
cuando llegue ese momento, ese punto álgido, ni recordarás el motivo de ese
salto temporal hacia atrás hasta que regreses al futuro… bueno, presente en
realidad (algo que ya me anticipó la encantadora autora pero que aun así no
pude evitar).
Normalmente cuando esto sucede
suele ser por algún tipo de descuido narrativo, pero no lo es. Se trata de una
astuta maniobra pensada para sorprender al lector con un dato que en realidad
ya conocía, y es que esa es una de las cosas que me fascinan de ‘El Fulgor’, la
sorpresa. Te lleva a seguir el día a día de los gemelos Casio y Owen, de los
jóvenes hermanos (Sebastian y Anaïs) Lisitsa, de la inquieta doncella Libelle y
de la deslumbrante (pero que muy deslumbrante) Duquesa, con tal nivel de
inmersión que olvidas por completo que esta idílica sociedad existente en el
Ducado va a desembocar en un acto trágico.
Con esto llegamos a un punto en
mi opinión importantísimo y que constituye uno de los pilares fundamentales de
esta ficción… los personajes (aish… mi Duquesa…). Los hay para todos los gustos
y algunos de ellos están mejor construidos que otros (algo inevitable en
cualquier obra literaria, aunque sea escrita por maestros como Shakespeare o
Tolkien) pero sin duda cada uno posee su propio magnetismo (la Duquesa, por
ejemplo) y una profundidad que rara vez suele verse en la primera obra de un
escritor o escritora. No voy a entrar mucho en detalle a fin de dejar
sorpresas, pero si diré que de todos ellos quién más me fascina es (como seguro
que ya sospechas, mi querid@ lector/a) la Duquesa. Por lo que tengo entendido
casi todo el mundo se ven más atrapados por otros personajes (en especial los
gemelos Casio y Owen) y motivos no les faltan. No obstante la Duquesa me corta
el aliento en cada una de sus apariciones a lo largo de la historia.
La cuestión es que sin duda los caminos que
recorren cada uno de ellos a lo largo de las páginas te atrapan por completo.
Además, te introduce en sus mentes y llegas a empatizar con las personalidades
y motivaciones que poseen. En ningún momento tuve la sensación (como en muchos
otros libros) de que se nos presentan personajes del estilo ‘si te he visto no
me acuerdo’ (en serio, me he enamorado de la Duquesa. ¡Ya está, lo he dicho!).
Pasemos al otro pilar que
sostiene toda esta historia (porque para eso sirven los pilares, ¿no?)… El
Ducado, una ficticia región llena de juventud, prosperidad y belleza sin igual.
Una tierra de perfección y donde cada persona tiene su lugar. Donde a muchos se
les brinda la oportunidad de ver sus sueños cumplidos. Una sociedad que, al
menos yo, imagino con un toque victoriano (aunque esta imagen cambia según el
lector) repleto de elegancia, belleza y perfección (aunque en realidad ya
sabemos que no es tan perfecto). La visión cambiante que tiene cada persona
sobre la apariencia de este mundo no se debe a una falta de detalle (es muy
detallista en sus descripciones sin resultar tediosa o aburrida la tarea de
leerlas) o a la imprecisión. Creo que este libro tiene la extraña capacidad de
cautivarnos haciendo que imaginemos aquello que nos resulta más bello y
elegante; más idílico. ¡Y funciona!
No puedo decir mucho más sobre
este apartado sin destripar de forma severa cosas importantes de la trama, pero
desde luego se trata de un lugar que a pesar de no tener dragones pintando sus
cielos, magos conjurando sus hechizos o empalagosos unicornios recorriendo
caminos de arcoíris… posee magia propia. Una magia atrayente y misteriosa. Una
magia que me ha hechizado por completo.
La trama en si está llena de
sorpresas que nadie debería perderse. Incluso cuando sospechas que puede pasar
a continuación acaba por presentarse ante ti una inesperada sorpresa o giro que
cambia tu percepción.
Pero ahora dejemos las alabanzas
y pasemos a la realidad. Aunque son muchos, muchísimos, los puntos fuertes de
‘El Fulgor’ por desgracia no está exento de fallos.
El primero se trata de una escena
concreta (que no describiré) entre dos personajes. No me parece que dicha
escena sobre, sino más bien que debería haberse pospuesto y haberse utilizado
en un momento posterior. Esto es algo que hace algún tiempo le dije a la propia
autora, pero aun así no es algo que sobre o que se haya forzado, simplemente me
pareció que se anticipó al momento idóneo.
El otro punto malo es,
desgraciadamente, su nefasta edición.
Admitámoslo, los fallos
gramaticales, de acentuación, etc (vamos, el ‘tipeo’ como muchos lo llaman
ahora al parecer… empiezo a necesitar programadores que actualicen mi base de
datos lingüística…) son habituales y se dan incluso entre los más ilustres
escritores (seguro que en todo este artículo habré cometido algún que otro
fallo). Es una cuestión estadística y de probabilidad; si escribes cientos de
miles de palabras y símbolos, tarde o temprano cometes un fallo. E aquí el
motivo por el que la edición me parece algo nefasto y que empobrece una obra
que merece mucho más que estas ridículas “manchas” marcando sus páginas.
Una cosa es que la autora cometa
algún descuido pero que esas personas encargadas de revisar y “dejar bonito y
ordenado” el contenido que van a publicar no sean capaces de realizar un
trabajo que se nota a la legua que podría ser mejor… es una completa y total falta
de respeto.
Otro aspecto que no me ha gustado
nada del resultado final es la propia portada del libro (que no viene de manos
de la escritora). La imagen de una casa (una grande, sí, pero no una mansión)
ardiendo que es una clara referencia al suceso del principio y final de la
novela. Una imagen con una composición pobre de colores y de resolución mal
escalada en su montaje (¡Píxeles en la era del HD y el 4K!).
¿Qué más puedo decir? Es una obra
escrita por una persona con evidente talento narrativo y que me tiene
enganchada, con ganas de leer su continuación (Porque va a tener no una.. ¡sino
dos secuelas!). A pesar de los fallos editoriales recomiendo que todo el mundo
le dé la oportunidad a esta ficción en el que se nota la absoluta dedicación
que ha puesto Magali durante todo su desarrollo. Por suerte, la edición, no
tiene la mala calidad de aquella legendaria y por suerte ya inexistente (o eso
espero) edición de ‘IT’ de Stephen King al castellano (era tan horrible o
incluso más que el propio Pennywise…).
Feliz cumpleaños para ‘El Fulgor’
y felicidades a Magali por este primer año como escritora de novelas, un sueño hecho realidad.